7 juegos para cooperar en vez de competir
- cjmarmolejo
- Apr 21, 2020
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Todos tenemos en el recuerdo la cara que se nos quedaba cuando, jugando al juego de las sillas, nos quedábamos sin sitio y resignados, nos alejábamos para ver cómo los demás seguían peleándose por llegar cada vez más lejos hasta alcanzar la fase con la silla única. Siempre había quien ralentizaba su ritmo mientras se encontrara cerca del perímetro de la silla y aceleraba cuando andaba por tierra de nadie. Empujones, protestas y el clásico He llegado yo primero con cara de súplica al mayor más cercano todavía permanecen en más de una retina adulta.
Y a eso nos acostumbramos a golpe de juego hasta que lo admitimos como natural: competir, hacer trampas, eludir responsabilidades, ganar a costa de todo y de todos… El juego es el medio de crecer y aprender valores del mundo de los adultos. EI juego es, simultáneamente, una importante tarea y toda una diversión. Simboliza la forma y el cómo nos comportaremos en gran medida en el futuro. Y la competitividad no es la única opción por mucho que nos la venda el letrero de algún ministerio de los adultos con poder. Porque cuando salíamos de casa decíamosque íbamos a jugar con Manolito y nunca contra Manolito. Las preposiciones nunca salieron de los niños.
Los juegos cooperativos son propuestas que buscan disminuir las manifestaciones de agresividad en los juegos promoviendo actitudes y comportamientos de sensibilización, cooperación, comunicación, respeto y solidaridad. Por eso, en el temido juego de las sillas había una alternativa que muchos solo hemos conocido en la vida adulta. La alternativa cooperativa también hubiera eliminado sillas, pero nunca niños. El espacio donde sentarnos cada vez hubiera sido más reducido, por eso, la necesidad de encontrar una solución consensuada entre todos sería cada vez más crucial. Sin la colaboración y el trabajo de todos, todos hubiéramos perdido y compartir nuestro pequeño hueco con el resto de compañeros sería la única salvación. En esas sillas y con esas edades, cabíamos más de uno. ¿Hubiéramos sacado algún aprendizaje distinto?
La integración frente a la exclusión. La habilidad de perseverar ante las dificultades se fortalece por el apoyo de otros miembros del grupo. Nadie abandona el juego obligado por las circunstancias del mismo. El grupo entero lo inicia y lo da por finalizado.
La escucha y la comunicación. Los juegos que favorecen la comunicación gestual y corporal invitan a prestar más atención a la riqueza de todas las personalidades del grupo y a beneficiarnos de ellas.
La afirmación de si-mismo. Para mucha gente esto no representa ningún problema, pero para otras personas es un poco más complicado; necesitan atreverse y evaluar el resultado, indagar si ganan algo, confiar. En el juego, esto es más fácil que en la vida cotidiana a través de los distintos roles que ocupamos.
La creatividad y la imaginación. En los juegos cooperativos, la imaginación de las demás personas es un regalo del que sacar partido y enriquecerse, y no una amenaza.
La negociación y el diálogo. En el juego cooperativo hay consenso sobre sobre las reglas a seguir, se modifican y se adaptan a todos los jugadores. Variar las reglas no es más que afirmar que se puede vivir de otra manera personal y socialmente.

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